Un estudio sugiere dividir extremadura en cinco macrocomarcas y suprimir las dos provincias
Extremadura: dos, Cáceres y Badajoz. Una evidencia, casi patriótica, que no siempre fue así. En el pasado fue la provincia de Extremadura a secas, y mucho antes, la provincia romana de Lusitania, que incluía también gran parte de Portugal.
La división biprovincial se debe a una decisión casi reciente, adoptada en 1883, siendo ministro el geógrafo Javier de Burgos.
«Y esta división del siglo XIX ya no es válida para la Extremadura del siglo XXI», defiende el investigador Julián Mora Aliseda, de la Uex, director del equipo multidisciplinar que está realizando un estudio sobre las dinámicas territoriales que se han producido en España entre 1995 y 2007 por encargo del Ministerio de Educación.
Tras recabar las primeras conclusiones de lo que ocurre en Extremadura, Mora aboga por la articulación del territorio extremeño, no en dos ni en tres provincias, como se debatió en el pasado, sino en cinco macrocomarcas dotadas de los servicios e infraestructuras suficientes como para atender las necesidades de sus habitantes, sin que estos tengan que desplazarse a otras zonas en busca de servicios prioritarios.
Perjudica el desarrollo
Según entiende el investigador, la división biprovincial de Extremadura es una estructura obsoleta, que ha perjudicado de forma grave el desarrollo de la región en el pasado. Y si es algo es perjudicial ¿por qué mantenerlo? «Si en poco tiempo asumimos la división de Extremadura en dos provincias, también podremos asumir sin problemas otra nueva distribución», defendió Mora.
Según el nuevo modelo diseñado, Extremadura debería articularse administrativamente en cinco macrocomarcas: Plasencia; Cáceres; Badajoz; Mérida-Almendralejo; y Don Benito-Villanueva.
Cada una de ellas agruparía a 200.000 habitantes cada una como media, que es la cantidad que recomienda la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) para que las inversiones prioritarias en los territorios resulten rentables.
Estas macrocomarcas estarían divididas, a su vez, en comarcas relacionadas entre sí, 14 en total, y definidas no sólo por el entorno natural, como ocurre ahora, sino por sus interdependencias y relaciones en función de sus servicios y poblaciones.
Las 14 comarcas
Cada comarca, según este nuevo concepto, «se encargaría, a través de sus cabeceras, de combatir los desequilibrios al proveer de equipamientos y servicios a los núcleos urbanos y semiurbanos, como ya se está haciendo en la práctica actualmente», explicó Julián Mora.
Así, la región estaría dividida de la siguiente forma: al norte, la macrocomarca de Plasencia, que agruparía las comarcas de Coria, Plasencia y Navalmoral, con 180.000 habitantes en total.
A continuación, y siguiendo hacia el sur, la macrocomarca de Cáceres, que aglutinaría las comarcas de Valencia de Alcántara, Cáceres y Trujillo (185.000 habitantes).
Al suroeste, la macrocomarca de Badajoz, con las comarcas de Badajoz, y más al sur, de Jerez de los Caballeros.
En el medio sur, la macrocomarca de Mérida-Almendralejo, que englobaría a las comarcas de Mérida-Almendralejo, Zafra, y Llerena (245.000 habitantes, la más populosa de todas).
Por último, al sureste, otra macrocomarca que superaría los 210.000 habitantes, la de Don Benito-Villanueva, que agruparía las comarcas de Don Benito-Villanueva, Herrera del Duque y Castuera.
Con esta nueva articulación, que dejaría sin contenido a las actuales Diputaciones provinciales, cada pueblo de Extremadura, por muy pequeño que fuera, contaría con todos los servicios e infraestructuras de mayor necesidad a una distancia máxima de 20 ó 25 minutos.
Con la actual distribución, hay extremeños que tardan casi el mismo tiempo en llegar a Madrid que a su capital provincial de referencia, como les ocurre a los habitantes de la Siberia.
Algo parecido ocurre al sur de la región, donde muchos habitantes llegan antes a Sevilla que a los servicios de los que disponen, en teoría, en sus capitales principales.
Pierde por los bordes
La situación contribuye a que Extremadura pierda, desde la óptica comercial, a muchos habitantes por los bordes fronterizos de la comunidad, señala el investigador. De hecho, esta dispersión y alejamiento de los vecinos respecto a los servicios esenciales que han sufrido históricamente los extremeños, y aún en un mayor grado en el pasado, también fue una de las causas principales de la masiva emigración de los extremeños hacia otras comunidades.
«La articulación actual no nos sirve porque divide en dos provincias un enorme territorio, cuyos habitantes están muy alejados de sus centros de referencia administrativos. Por ejemplo, desde el punto de vista hospitalario, Miajadas depende actualmente de Cáceres pero, en la práctica, sus habitantes tardan 10 minutos por autovía en llegar al hospital de Don Benito-Villanueva, situado en la provincia de Badajoz», recuerda Mora Aliseda.
Estrategia Europea
El diseño de la nueva articulación administrativa de la región no se ha hecho al azar, sino tras analizar las dinámicas poblacionales de la región y la situación de sus infraestructuras y servicios, y aplicando las directrices de la Estrategia Territorial Europea, aprobada en Postdam en 1999.
El mismo Julián Mora formó parte de la comisión redactora en Europa de estas estrategias territoriales, por lo que conoce perfectamente cuáles son sus aplicaciones y beneficios.
En teoría, las directrices territoriales europeas tienen en cuenta que las regiones son un factor emergente de desarrollo frente a los Estados y las ciudades, y en este contexto, es necesario tener una visión estratégica del territorio que permita aplicar políticas de ordenación para posicionarse mejor en un mundo competitivo.
Por ejemplo, el equipo de investigación de la Uex ha considerado las continuas inversiones que se están realizando en Extremadura para mejorar la accesibilidad de sus localidades, de tal forma que el 80% de la población extremeña ya se encuentra a una distancia máxima de 30 minutos respecto a su ciudad referente.
La situación mejorará, en opinión de Mora, aún más cuando finalicen las dos autovías nacionales pendientes (la de Levante y la de la N-432) y las autovías regionales previstas. «Extremadura contará con 1.150 kilómetros (870 estatales, y 280 regionales), y será la región con mayor dotación de infraestructura de alta capacidad de la península ibérica por cada 1.000 kilómetros cuadrados», destaca.
Verde, y con servicios
La Estrategia Territorial Europea toma en cuenta que las demandas ciudadanas son de dos tipos: quieren que su entorno habitual, donde viven, tenga calidad ambiental, pero además quieren satisfacer en el entorno cercano su demanda de ocio y de servicios.
En este sentido, el modelo de la división en macrocomarcas cumpliría el objetivo de preservar a la población en su entorno rural, donde gozan de una gran calidad de vida y contribuyen a su mantenimiento, sabiendo que disponen de los servicios necesarios a escasa distancia de sus hogares.
Extremadura es el «escenario ideal», por sus dinámicas territoriales, para aplicar este modelo de organización territorial, y también cuenta ya con la base de la propia Ley del Suelo y Ordenación del Territorio de Extremadura, cuyas directrices y planes territoriales «están aún por desarrollar», destaca Mora.
Los pioneros
Las Estrategias Territoriales Europeas ya se han empezado a aplicar en Francia, Dinamarca y Holanda, y dentro de España, en Navarra, que es una comunidad uniprovincial, donde han elaborado una Estrategia Territorial que articula esta región en cinco territorios diferenciados, dotado cada uno de ellos con un plan de ordenación: Pirineo, Navarra Atlántica, Área Central, Zonas Medias, y Eje del Ebro.
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